Es un momento duro y difícil en la vida de cualquier humano pero en el caso de los niños pequeños, puede serlo aún más. Porque quizá hayan crecido con ese perro como si fuera su amigo más próximo. Porque posiblemente sea la primera vez que se enfrentan con la pérdida de un ser querido. Porque la muerte es un concepto complejo.
Un estudio con 12 niños de 6 a 13 años mostro que incluso años después de la muerte de ese can, algunos niños seguían hablando de esa pérdida como "el peor día de sus vidas"... Por eso es tan importante saber cómo hablar con ellos, cómo explicarles lo sucedido.
Es importante responder a sus preguntas, a sus dudas y permitirles que se expresen a su manera.
Los consejos que ya compartimos para saber cómo afrontar la muerte de un perro son también válidos y más que pertinentes en este caso pero es útil ver la situación desde el punto de vista de un niño.
Ellos también pueden sentir incredulidad, esa negación de lo sucedido que es parte del duelo. Ellos también pueden sentir culpa o enfado y quizá no sepan cómo explicar o explicarse esos sentimientos... Pueden llegar a creer que algo que hicieron causó la muerte del perro.
Hay que tener en cuenta la edad del niño, obviamente, para ajustar la explicación a lo que pueda llegar a entender.
Los niños hasta dos años no entienden el concepto de la muerte pero sí pueden echar de menos a su amigo perruno y también pueden captar la tristeza de los demás miembros de la familia. Los niños de entre dos y cuatro años pueden tener problemas para asimilar que la muerte es algo permanente.
A partir de los cinco años las dudas pueden ser incluso concretas: sobre la eutanasia, la incineración... pero también es cuando aparecen posibles sentimientos de culpa y es importante que sepan que ellos no tuvieron nada que ver con la muerte del can.
- No es buena idea utilizar eufemismos, hablar del arcoiris, decir que se ha "ido" o utilizar la expresión "dormir" para hablar de esa muerte: puede confundir a un niño pequeño, incluso puede pensar que cuando se vaya a dormir por la noche a él le puede pasar lo mismo.
- Tampoco hay que valerse de mentiras piadosas: decir que el perro se ha perdido, que está en otro lugar, que lo han robado... sólo serviría para confundir al niño, para prolongar su angustia. Y si descubre la mentira, será aún peor.
- Si vuestro can es mayor, es útilir hablando sobre el final de la vida con tiempo, con calma, explicando que los perros viven menos que los humanos...
O incluso compartiendo esta historia que corre por internet desde hace años sobre cómo un niño de seis años explicó, mejor que nadie, esta cuestión:
"La gente nace para aprender a vivir una vida buena, para aprender a querer a todo el mundo y ser buenos, ¿verdad? Pues los perros ya saben hacer todo eso, por eso no necesitan estar tanto tiempo aquí"
- Si el perro ha tenido que ser eutanasiado, explícale bien al niño que esta era la mejor opción para que no sufriera, que el veterinario había dicho que no había ninguna posibilidad de que mejorara.
- En ningún caso le eches la culpa al veterinario.
- Responde a todas sus preguntas, por muy reiterativas que sean: siempre es mejor que le contestes a que se pueda imaginar cosas que no son ciertas.
- Hay que entender la importancia que el can puede tener para el niño, nunca se debe trivializar su dolor.
- Escúchale y anímale a que exprese lo que siente.
- No escondas tu propia tristeza, así se sentirán menos solos en su dolor, pero tampoco vuelques tu dolor sobre tus hijos.
- Considera hablar con los profesores del niño para que sepan lo que ha pasado.
- Formalizar la despedida también es una ayuda en esos momentos: puedes animar a los niños a escribir una carta de despedida, o pintar dibujos especiales recordando a su amigo perruno que pueden ser enmarcados y colgados en su cuarto, incluso hacer juntos un álbum con fotos...
- Si el can ha sido incinerado también podéis preparar algún tipo de ceremonia a la que se puede invitar a otras personas que quisieran al can.
- Déjale que se tome su tiempo, los duelos son diferentes para cada persona.
- Habla del perro con los niños, con cariño, recordando las cosas buenas.
- Si se trata de niños algo mayores, incluso adolescentes, no está de más hacerles ver que expresar la tristeza, que llorar es perfectamente razonable.
Lo normal es que los niños, poco a poco, aprendan a aceptar la muerte del can pero si ves que persisten las pesadillas o que su tristeza no amaina, entonces sí podrías pedir ayuda a algún profesional.
- ¿Cuándo adoptar a otro can? Los tiempos son importantes. Adoptar inmediatamente no sirve para aminorar el dolor que sufre el niño.
- Es importante hablarlo en familia y dejar claro que el nuevo perro no reemplaza al que ha muerto.
La educadora Sumara Marletta escribió justamente un libro que también sirve de gran ayuda:
"Dentro de tu corazón": un libro para ayudar a los niños en un momento difícil, cuando muere un perr
PD: En el Reino Unido incluso hay un servicio gratuito, un asesoramiento telefónico o vía correo electrónico para aquellas personas que necesitan hablar con alguien, desahogarse, cuando muere su perro o su gato. Lo ofrece Blue Cross, una organización británica que, desde hace más de 100 años, ayuda a los animales ofreciendo atención veterinaria y encontrando el mejor hogar posible para perros y gatos que han sido abandonados.
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