Ha vuelto a suceder esta semana: en un colegio de Nashville han muerto tres niños y tres adultos abatidos por los disparos de un joven. Otra matanza escolar, otra comunidad rota por el dolor.
Las cifras de ataques perpetrados en centros escolares en EEUU son tremebundas: más de 348.000 jóvenes han estado expuestos a ese tipo de eventos violentos desde la matanza de Columbine, en 1999. Y lo peor es que va en aumento, en 2022 se produjo un récord de tiroteos en escuelas, 46.
Tras la devastadora tragedia sucecida en Nashville queda mucho dolor y mucho miedo, toda la comunidad se ve afectada. Y por eso allí acuden equipos de psicólogos para ayudar a las personas a gestionar esa situación tan complicada.
Y, de nuevo, como ya sucediera en anteriores tiroteos mortales, también han acudido equipos con perros entrenados para ayudar a atender a víctimas de este tipo de violencia; perros de terapia y apoyo emocional.
Saben que para muchas personas es imposible hablar, expresar en palabras lo que sienten, y es entonces cuando la interacción con los canes es tan importante y terapéutica.
Estos perros se convierten en puentes entre personas, facilitan a unos y otros el poder hablar o conectar con su dolor. Porque a un perro le puedes contar lo que sientes sabiendo que no te juzgará, porque al acariciarlos las emociones pueden manifestarse...
También están ahí para ayudar a los equipos de profesionales de los servicios de emergencia o a los policías, porque también para ellos la terapia canina es la forma de aliviar un poco el estrés ante esta situación tan dura.
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