Grelo, Cardamomo y Úbeda tienen varias cosas en común, la primera es que están aprendiendo y creciendo a la velocidad del rayo, como buenos cachorros que son. La segunda es que han encandilado por completo a sus familias, a los humanos que están cuidando de ellos mientras les enseñan a estar cómodos en todo tipo de entornos, sabiendo que dentro de unos meses tendrán que despedirse.
Y esa es la tercera y más significativa, porque Grelo, Úbeda y Momito (lo de Cardamomo es demasiado serio para esta zampable bola de pelo) están destinados a mejorar la vida de otras personas: son futuros perros de asistencia para niños con TEA (en el caso de Grelo y Momo) y futura perra guía (en el caso de Úbeda).
A través de Fundación ONCE y DogPoint, estos cachorritos conviven desde los dos meses de edad con asociados de Royal Canin, empleados de esta empresa que han elegido convertirse en sus familias temporales.
El objetivo es que, durante su primer año de vida, los perros estén expuestos con normalidad a todo tipo de estímulos y situaciones: desde hacer la compra en el supermercado a recoger a los niños en el colegio, pasar ratos en un entorno de oficina (Royal Canin es una empresa dog friendly), ir al cine o aprender a usar las escaleras mecánicas en un centro comercial.
Mª Ángeles Toscano, actual familia de acogida de Grelo, lo tenía claro: “Me parece que DogPoint realiza una labor muy importante y creo realmente que tener un perro de asistencia tiene un impacto impresionante en las familias de niños con TEA. Quería colaborar directamente con ellos y también hacer partícipes a mi familia, en especial a mis hijos.”
En el caso de Juan Verdejo, la experiencia con Cardamomo, Momito para él y su pareja, le ha revelado lo mucho que los canes de asistencia llegan a mejorar la vida de los niños con autismo: “Mi vecina es invidente y tiene un perro de la ONCE así que he podido ver cómo le hace la vida más fácil y es una pasada. En el caso de los perros de asistencia para personas con TEA ha sido todo un descubrimiento saber todo lo que hacen por los niños: desde rastrear el olor si se pierde para encontrarlo, evitar que se autolesionen, reducirle los episodios de fuga, anclarse en el suelo para que el niño no pueda avanzar y no lo atropellen…¡Es increíble ver todo lo que puede hacer un perro por nosotros!”
Por su parte, Vanessa Mendoza, la responsable de educar y cuidar de Úbeda, está aprovechando la experiencia para entender, en familia, la magnitud de la responsabilidad que supone tener perro: “Nosotros la cuidamos y la educamos siempre diciéndole: ¡vas a ser la mejor perra guía del mundo! Y nos esforzamos cada día en educarla lo mejor posible para que así sea”. Y Úbeda, sin querer queriendo, les ha enseñado a ellos a ser más pacientes, a ir sin tanta prisa y a disfrutar de momentos y lugares a los que sin ella no habrían ido nunca.
Estas tres familias han incorporado a los canes a sus rutinas cotidianas por completo y todos lo están disfrutando, bueno, ¡menos lo de madrugar! Aunque, como nos cuenta Vanessa, ella ha aprendido a apreciar la tranquilidad de los paseos a primera hora de la mañana, cuando Úbeda amanece a eso de las 6.15h llena de energía.
Reciben apoyo, lógicamente, tanto de la ONCE como de DogPoint para saber cómo educar a estos cachorros: “Las instrucciones son más o menos similares a las de un perro normal, lo único que cambia es que hay que llevarla a todos los sitios contigo y que no se le pueden lanzar pelotas o frisbies a la hora de jugar. También es importante que no se suba encima de los muebles. Y sobre todo, no darle comida que no sea adecuada y mucho menos cuando estás comiendo”,nos aclara Vanessa.
Para Juan, el hecho de poder llevar al can a todos lados y participar en su aprendizaje temprano forja un vínculo muy especial. Él pone el ejemplo de las escaleras mecánicas, porque aprender a usarlas “es un desafío enorme para un perro (…) Ese proceso de animarlo y, además de animarlo bien, sin escatimar en recursos; comida, palmadas, vocecita de pito… hasta conseguir que el perro se suba, es tremendo. Él no quiere subir por miedo, así que cuando consigues de alguna forma que confíe en ti y se sube, es un momento precioso.”
Por supuesto también han tenido que sortear algunos escollos al tratar de socializar a los perros en diferentes entornos: pese a que explicó que Momo es un perro de asistencia al que estaba socializando, a Juan le invitaron a salir del recinto de su piscina comunitaria y a Mª Ángeles le costó que Grelo pudiera acceder a un supermercado en Córdoba, pero “después de un rato de conversación con la encargada y de mostrar la documentación, no hubo problema. Parece ser que era la primera vez que recibían a un perro de asistencia”.
A Mª Ángeles le parece muy gratificante saber que su familia puede contribuir a mejorar la vida de otras personas. Y no solo eso: cuidar de Grelo es “un buen primer paso para ver el nivel de compromiso de todos los miembros de la familia con un perro. Es un buen test antes de decidir si embarcarte en la aventura de tener can.”
Juan está de acuerdo en este punto: “Mi novia no había tenido nunca perro y ha sido una oportunidad maravillosa para que sepa cómo es. El apoyo de la asociación guiándote a cada paso es una ayuda tremenda para un “primerizo” y encima, te permite tener una mayor noción de todo lo que conlleva tener un perro y cómo educarlo. Le recomiendo a cualquier persona que antes de tener un perro pase por una experiencia así, ¡se evitarían muchos problemas!”
El momento de la despedida no será fácil, claramente, pero no es una sorpresa,. Se han preparado para ello desde el comienzo, y por eso no lo sienten como algo negativo:
“Si por el motivo que sea descartan a Momo como perro de asistencia me encantará quedármelo, sin duda, pero deseo con más fuerza que todo lo que estamos haciendo sirva para cambiarle la vida a una familia,”concluye Juan Verdejo.
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