Si, pese a haber protegido a tu can te encuentras con que tiene una garrapata, es de vital importancia llevar a cabo una extracción correcta y rigurosa puesto que, de lo contrario, su salud puede verse afectada.
Si, pese a haber protegido a tu can te encuentras con que tiene una garrapata, es de vital importancia llevar a cabo una extracción correcta y rigurosa puesto que, de lo contrario, su salud puede verse afectada.
Es común pensar que simplemente tirando de la garrapata por el cuerpo y arrancándola de la piel con fuerza será suficiente para librarnos de ella; sin embargo, se trata de un procedimiento erróneo. Si realizamos este tipo de extracción, las probabilidades de que la cabeza del insecto se quede incrustada en la piel del perro son muy altas, hecho que podría causarle una grave infección.
Retirada, paso a paso
Para asegurarnos una remoción exitosa, hemos de fijarnos primero en la posición que tiene la garrapata, que debería estar con las patas hacia abajo, en contacto con la piel del animal. Esto nos indicará que su cabeza está pegada a la piel mediante los quelíceros, unas piezas bucales que usa para aferrarse y proveerse de sangre.
Para quitarla de forma correcta, lo ideal es utilizar unas pinzas; nos pueden venir bien las que se usan para depilar cejas. Entonces, intentaremos agarrar la garrapata en el punto más próximo a su cabeza que sea posible; de esta forma, en lugar de tirar del cuerpo, tiraremos de la cabeza, evitando que ésta se quede incrustada en la piel.
Aunque las pinzas sujeten la cabeza, es muy importante sacarlas con el movimiento adecuado. Para ello, debemos imitar el movimiento que haríamos al sacar un anzuelo de pesca de un pez sin desgarrar la carne.
Hay que prestar especial atención a aquellas garrapatas que estén hinchadas de sangre, puesto que son muy frágiles y se pueden romper, especialmente si les tocamos el cuerpo. Después de haber arrancado una garrapata, es imprescindible desinfectar la zona con algún producto antiséptico que tengamos en casa. En cualquier caso de duda o complicación, no dudes en visitar y consultar a tu veterinario de confianza.
Recuerda que para reducir al mínimo la probabilidad de que tu amigo de cuatro patas y tú tengáis que pasar por este desagradable procedimiento, la mejor arma es la prevención: utilizar un antiparasitario eficaz, ser constante en las aplicaciones del producto y en el mantenimiento de la higiene de tu perro, y revisarlo después de cada paseo, especialmente entre los pliegues de su piel, para identificar la presencia de estos enemigos y poder eliminarlos con éxito.