Las protectoras y perreras son entornos estresantes para los perros, algo que afecta muy negativamente a su bienestar e incluso a sus posibilidades de ser adoptados. Ya se ha demostrado que esos niveles de estrés se reducen cuando los canes pueden pasar tiempo con personas fuera de los cheniles, especialmente si pueden incluso salir más horas y pasar una noche (o más tiempo) en casas de acogida.
Y ese no es el único efecto beneficioso de las interacciones humanas con estos canes porque este nuevo estudio de Virginia Tech y la Universidad Estatal de Arizona liderado por Erica Feuerbacher y Lisa Gunter, el que ha participado Clive L Wynne, viene a demostrar que además de ser beneficiosas porque reducen los niveles de estrés, esas acogidas temporales logran aumentar considerablemente la probabilidad de que un perro sea adoptado.
Analizando cuidadosamente los datos de 1.955 perros de 51 protectoras (que realizaron salidas de unas pocas horas o una acogida de entre 1 y 2 noches) así como de 25.946 perros que no salieron, los resultados son claros y quizá no sorprendan a las personas que dedican su vida al bienestar animal en las protectoras: las salidas breves y las estancias en casas de acogida aumentan la probabilidad de adopción de los perros 5,0 y 14,3 veces, respectivamente.
Si bien los perros que experimentaron estas intervenciones pasaron más tiempo en las protectoras en total en comparación con los perros que no recibieron intervención, esta diferencia en la duración de la estadía estaba presente antes de las salidas de los perros y las estadías en acogida. Es decir, parece que las protes fomentan este tipo de iniciativas para ayudar, justamente, a los canes que necesitan más visibilidad, que necesitan una ayuda extra para ser adoptados.
Además, las investigadoras volvieron a comprobar que aquellos perros que pasaron la noche fuera del entorno de la protectora redujeron sus niveles de cortisol sugiriendo efectos positivos en el bienestar inmediato.
Esto es algo que ya demostraron en un estudio previo cuyos resultados pueden resultar contraintuitivos para muchas personas:las salidas de un fin de semana son beneficiosas para los perros, reducen sus niveles de estrés, les permiten descansar. Al regresar a la protectora no aumentan, vuelven al nivel original.
En este nuevo estudio han comprobado, por el contrario, que los perros que son entregados por sus anteriores dueños o devueltos por adoptantes y que luego pasan algún tiempo en una casa de acogida tienen más probabilidades de llegar a ser sacrificados (en EEUU no hay sacrificio cero, o al menos no lo hay en todo el país) que los canes que habían sido recogidos de la calle o que provenían de algún caso de maltrato animal. La hipótesis es que en esas estancias temporales las observaciones sobre posibles problemas de comportamiento coincidieran con las expresadas por los anteriores dueños, conduciendo a ese resultado.
Los autores destacan que los programas de intervención de las protectoras tuvieron más éxito cuando las personas de la comunidad participaron más en brindar estas experiencias (en contraste con los voluntarios y el personal) y cuando estas organizaciones tenían más recursos.
Además, que cuando los perros eran acogidos en casas donde había varios perros más, entonces aumentaba aún más su probabilidad de ser adoptados sugiriendo que la relación con otros canes influya positivamente también.
Y es importante destacar que la mayoría de las personas que adoptaban a los perros no eran las que los habían sacado unas horas o habían ejercido de casa de acogida temporal.
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