La fotógrafa y cinematógrafa Carmen Dunham sobre todo retrata (maravillosamente) a familias y ha recibido más de un premio por ello.
En esta ocasión puso el foco sobre la suya, sobre una parte muy especial de la misma, el galgo Enzo, de mirada bella y apacible, de largas patas y ternura infinita, el can responsable de traer kilos de felicidad a sus humanos.
Enzo tenía 13 años cuando captó estas imágenes. Ya no tenía la misma energía, claro, pero seguía siendo el corazón de esta familia, porque él se enroscó en todos sus corazones.
Enzo nunca se había separado de sus humanos en ese tiempo. Y Carmen Durham le dedicó esta bellísima carta de amor para prometerle que todos sus momentos juntos serían un tesoro que todos disfrutarán.
Ella le prometió que siempre estarían juntos. Y en realidad así será, porque los perros nunca, nunca se van del corazón de sus humanos.
