Los veterinarios, como otros profesionales de la salud, sufren unos niveles de estrés muy elevados: a nivel mundial diversos estudios incluso han mostrado que tienen un mayor riesgo de suicidio comparado con la población general.
En España, una encuesta realizada por Vetbonds puso de relieve que el burnout y la fatiga por compasión son fenómenos comunes entre los veterinarios.
A través del proyecto "Calidad de Vida", que cuenta con el apoyo de Elanco, se han compartido las conclusiones y datos de ese estudio para visibilizar estos problemas y, en paralelo, para ofrecer herramientas que permitan a los veterinarios cuidar su salud mental.
El burnout se manifiesta como una respuesta al estrés laboral crónico, caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal. Se clasifica en tres tipos de síntomas: cansancio físico, desilusión y dudas personales.
Los veterinarios enfrentan una presión significativa debido a factores como las largas jornadas laborales y el contacto con animales en situación de vulnerabilidad.
La fatiga por compasión es un tipo de burnout que afecta a profesiones relacionadas con el cuidado de los demás. Los veterinarios también pueden verse afectados, especialmente debido a las eutanasias, e los dilemas éticos y trato con clientes.
Abordar estos problemas requiere intervenciones a nivel individual pero también organizacional para promover un ambiente de trabajo saludable y apoyar la salud mental de los veterinarios. Desde Vetbonds sugieren una amplia batería de estrategias que pueden ser de ayuda, desde programas de desarro de la resiliencia, habilidades comunicativas y resolución de conflictos a fomentar las redes de apoyo social en el trabajo o crear comités de ética.
Es necesario aplicar muchas más medidas de prevención e intervención temprana: "Como profesionales dedicados al cuidado de los animales debemos aprender a cuidarnos también a nosotros mismos. Para ello necesitamos consciencia, conocimiento y herramientas que nos permitan aumentar nuestra satisfacción y prevenir la fatiga por compasión".
La conclusión es evidente: es esencial reconocer y abordar los problemas de fatiga por compasión para mejorar el bienestar de los profesionales veterinarios.
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