Seis años separan las dos fotos que encabezan este texto, dos retratos hechos por Sophie Gamand de una Pit Bull llamada Blossom que ha conocido lo peor y lo mejor de los humanos. Esta fotógrafa francesa afincada en EEUU revolucionó hace tiempo los retratos de Pit Bulls: ella fue quien decidió coronarlos con flores en las sesiones de fotos que organizaba en diversas protectoras. Para captar la atención y para desmontar de manera visual y poética el mito sobre su presunta naturaleza peligrosa.
Tras años de retratos floridos publicó un maravilloso libro con su Pit Bull Flower Power.Y sigue compartiendo esas imágenes en sus redes sociales donde organiza todo tipo de iniciativas solidarias para ayudar a los que más lo necesitan.
Blossom, una bella Pit Bull que sonreía a la cámara allá por 2014, fue parte de ese libro.
Porque ella, en teoría, había protagonizado una historia con final feliz. Tras cuatro adopciones fallidas, cuatro veces en las que Blossom fue devuelta a la protectora, por fin fue adoptada por una familia que tenía claro que nunca la abandonaría.
Pero no fue así. Años después de su adopción Blossom enfermó. Una dolencia que hacía que tuviera incontinencia. Parece que esa familia que tanto decía quererla no quiso ocuparse.
Hace unos meses encontraron a Blossom en la calle. Sí, abandonada en la calle, triste y confundida, según cuenta Gamand.
Contactaron con sus adoptantes que vinieron a por ella pero... la devolvieron al día siguiente. Ya no la querían porque Blossom no podía convivir con otros perros. Algo que ya sabían, lo sabían desde que la adoptaron. Pero ahora enferma y anciana, se había convertido en una carga. En cuanto se enteró, Gamand fue a la protectora a retratarla de nuevo.
Más viejita, más triste, más apagada... pero igual de linda.
Sophie Gammand se puso manos a la obra para lograr que esta belleza pueda, por fin, tener la familia que se merece.
Ahora que la están tratando por la enfermedad de Cushing ya no tiene incontinencia aunque sí tendrá que seguir medicándose el resto de su vida y tiene otros achaques que necesitan atención.
Por el momento ya ha habido un pequeño milagro, la perra ha salido del chenil y duerme en su casa de acogida. Allí estará Blossom, tranquila, querida, calentita y arropada, hasta que puedan encontrarle un verdadero hogar.
Ahora le queda por vivir otro pequeño gran milagro, que alguien responsable elija darle una verdadera oportunidad. Pero al menos hasta entonces estará a salvo.
Y Gamand ha hablado con voluntarios de la protectora donde inicialmente estuvo Blossom sobre este grave problema de las "puertas giratorias" en las adopciones, animales que son devueltos una y otra vez...
Sucede cada día y es doloroso para los perros y también para los voluntarios que se emocionan cuando creen que por fin les han encontrado un hogar.
Por eso el proceso de adopción puede ser más riguroso, explican, quieren evitar las adopciones irresponsables:
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