Una familia se encontró a un bebé cuervo que había caído de un nido: trataron de mantenerlo a salvo mientras intentaban de diversas maneras que su madre viniera a por él.
No lo hizo así que finalmente ellos se dedicaron a enseñarle a ser cuervo: a encontrar comida, a volar, a ser autónomo.. Y, entre tanto, él se fue encariñando con ellos ¡y con su perra, Xena!
Es una pasada ver cómo lograron que este pequeño cuervo no solo sobreviviera sino que aprendiera lo que necesitaba para poder volver a ser un cuervo salvaje.
Ahora Pepe, como lo llamaron, vuelve de visita cuando le apetece o cuando lo llaman: él viene para saludar, comer, interactuar y desde luego para jugar con Xena y es genial ver la relación que han desarrollado.
La pareja ha paseado junta, juegan al tira y afloja, se dan cariño... ¡es una maravilla!
Podéis ver algunos momentazos más en la vida de Pepe y Xena a través del instagram de Jo, su humana.
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