Los sapos de caña, también conocidos como sapos bufo o sapos gigantes (porque están entre los más grandes del mundo) han sido introducidos en diversas zonas del mundo (como Australia o Florida) para el control de las plagas agrícolas. En España está prohibida su posesión, transporte y tráfico: este animal ha sido incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras porque se considera que es una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, según aclara la Wikipedia. Es decir, es del todo improbable que podamos toparnos con una de estas criaturas al pasear con nuestros perros en España.
Los sapos de caña adultos poseen glándulas parotoides alargadas detrás de los ojos, y otras glándulas que le recorren la espalda. Cuando se sienten amenazados, secretan un fluido blanco, la bufotoxina, que contiene componentes que resultan tóxicos para muchos animales.
En las últimas semanas, estos sapos se han hecho famosos en España por un dramático suceso, la muerte de un hombre queparticipaba en un presunto ritual en el que se utilizaba justamente el veneno de este anfibio.
Pero es en Florida, en EEUU, donde las autoridades han alertado sobre los peligros de los sapos de caña, incluso explicando cómo pueden ser eliminados sin que sufran: estos sapos son extremadamente peligrosos para los perros o los gatos que lleguen a toparse con ellos, su veneno es mortal, pudiendo matar a un can en 15 minutos.
Cuando un perro se acerca demasiado a uno de estos sapos para olisquearlo o para tratar de cazarlo, el anfibio libera una toxina por detrás del cuello, un líquido pegajoso que se adhiere a las encías y la lengua del can. La toxina se absorbe rápidamente a través de las membranas de la boca.
Los síntomas dependen de la cantidad de toxina absorbida y el período de tiempo desde que el can estuvo expuesto a la toxina. Inicialmente, las mascotas babearán o producirán espuma, y potencialmente desarrollarán temblores musculares que progresarán a convulsiones y posiblemente a un paro cardíaco.
Cuando llueve en primavera y verano es el momento en el que suelen surgir las plagas de sapos de caña:
La toxina lechosa que segregan estos sapos puede pegarse en la boca de un perro: si esto sucede hay que limpiar su boca de inmediato e ir corriendo al veterinario.
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