Ha habido muy pocos casos de perros o gatos infectados por COVID 19 a nivel mundial, menos de 200 según la WSAVA, y casi siempre se pudo confirmar antecedentes de exposición a alguna persona enferma. Y todos los expertos coinciden: no hay evidencias hasta la fecha de lo contrario, de que perros o gatos hayan transmitido el virus a las personas.
Otro dato recurrente es que los perros o gatos contagiados de COVID-19 han tenido, en su mayoría, síntomas leves o directamente ningún síntoma.
Ahora, sin embargo, los veterinarios de un gran hospital veterinario en Buckinghamshire, The Ralph Veterinary Referral Centre, han compartido un estudio con datos sobre un posible vínculo entre la nueva variante de coronavirus y problemas cardíacos en gatos y perros tras detectar un aumento en los casos de animales con miocarditis en los últimos meses.
Los veterinaruios expertos en cardiología, liderados por Luca Ferasin, han compartido datos sobre los casos que han tratado en su hospital veterinario: informan de un aumento repentino del número de perros y gatos domésticos entre diciembre 2020 y febrero 2021, (8,5% en gatos y 4,3% en perros). Esta repentina oleada de casos parecía imitar la curva de la pandemia humana en el Reino Unido.
Constataron que los cuidadores de estos animales habían desarrollado síntomas respiratorios de Covid-19 de 3 a 6 semanas antes, confirmándose sus positivos por COVID-19
Los perros y gatos contagiados por sus familaries con la variante B.1.1.7 del SARS "desarrollaron manifestaciones clínicas atípicas, incluidas anomalías cardíacas graves secundaria a miocarditis y un profundo deterioro del estado general de salud, pero sin signos respiratorios primarios."
Todos los animales que habían enfermado, tras pasar unos días en cuidados intensivos en The Ralph, se han recuperado, explica Luca Ferasin en Reuters.
La información es muy pertinente: aunque se trata de un estudio que analiza datos de menos de 20 animales en un solo hospital veterinario, todo parece indicar que -al igual que sucede en los humanos- la variante británica también sería más contagiosa y posiblemente peligrosa para los animales de compañía.
Y, tal y como destacan los veterinarios de The Ralph, la miocarditis asociada con el síndrome inflamatorio multisistémico también es una complicación bien reconocida de COVID-19 en las personas (tanto adultos como niños) probablemente debido a una respuesta inmune exagerada del huésped.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que aún son datos muy preliminares. Por ejemplo, ha habido otros dos casos (un perro y un gato) contagiados por su familia en Texas con la variante británica del coronavirus y ellos no han mostrado ningún síntoma.
Como explica en The Guardian Luca Ferasin, el cardiólogo responsable del estudio, han alertado sobre los casos que ellos han tratado para que así si cualquier otro veterinario se enfrenta a nuevos casos de gatos o perros que presenten síntomas de insuficiencia cardíaca, se opte por hacerles la prueba de COVID-19, especialmente si sus dueños han sido infectados recientemente.
Y la recomendación sigue siendo la misma que desde que comenzara la pandemia: cualquier persona que esté infectada tiene que evitar el contacto con su perro o gato, igual que con cualquier otra persona.
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