Rex fue adoptado siendo un perro adulto y llegó con una maleta de problemas: ansiedad por separación, falta de socialización con otros perros... Su nueva familia afrontó todo esto con ayuda de educadores caninos y así, con las pautas de los profesionales, poco a poco Rex se convirtió en un can equilibrado y feliz, disfrutando de la vida perra con su familia.
Entonces, cuando llevaban ya tiempo disfrutando juntos, llegó un nuevo mazazo: Rex empezó a andar raro, algo no iba bien.
Como veréis en el vídeo, cuando llevaron a este guapo mestizo de Pastor Alemán al veterinario les dieron el devastador diagnóstico: tenía mielopatía degenerativa, una enfermedad neurológica que causa la degradación de la vaina de mielina que rodea la médula espinal en los perros, lo que resulta en una parálisis progresiva. No hay cura conocida.
Lo único que Jarret y Tiana, la familia de Rex, podían hacer era mantener al can activo, ayudarle a andar y a pasear aunque sus patas fallaran. Y eso es lo que están haciendo, dándole a Rex la vida más plena y feliz posible.
"Si pudiera volver atrás en el tiempo y supiera que todo esto iba a pasar, aún así seguiría adoptándole".
Nada más que añadir a un relato que emociona y que ojalá fuera contagioso. Porque adoptar responsablemente es la opción más generosa que hay para cualquiera que esté pensando en compartir su vida con un can.