HISTORIA
Cualquiera pensaría que la historia de Debbie empezó hace nueve años, pero, en realidad, para mi empezó un año antes. Yo vivía en Madrid, trabajaba en inmobiliaria y gestión de comunidades y me ví obligado a irlo dejando todo por cuestiones familiares: mi tía padecía de Alzheimer y, por circunstancias yo era el único que podía hacerse cargo de la situación, lo cual me llevó a ir abandonando poco a poco mi vida personal para poder atender, dentro de lo posible, las necesidades de mi tía.
El caso es que mi tía Pilar era una persona muy poco colaboradora y de mal carácter, lo que la llevaba a resultar en ocasiones violenta. No era cosa de ella, era cosa de la enfermedad y así había que entenderlo. El caso es que se me ocurrió que la compañía de una mascota podía ayudar a suavizarle el carácter y así empezó un periplo de un año que me llevó encontrar a Debbie.
Estuve indagando y consultando información en internet, en páginas médicas, en asociaciones de Alzheimer, consulté con los doctores de mi tía, etcétera y poco a poco, mi búsqueda se fue centrando en adquirir una perrita, me habían recomendado que fuera hembra y de alguna raza de compañía. Había descartado la atractiva opción de adoptar por las particulares necesidades de mi tía.
Después de hablar también con veterinarios, me habían recomendado dos razas: el Shih Tzu o el Bichón habanero, con preferencia sobre esta última, así que me centré en la búsqueda de un bichón habanero. Averigüé las características e historia de esta raza y estuve buscando criadores de la misma. No quería traer un cachorro desde los Estados Unidos porque no quería arriesgar la vida de un cachorro en un viaje tan largo y en España sólo encontré a dos criadores; uno estaba en Valencia, le envié un correo electrónico y no me contestó. La otra estaba en Gerona, en la localidad de Roses y su propietaria se llamaba, y se llama Judith.
Así es como apareció Debbie en mi vida.
Pero me he extendido demasiado. Otro día os cuento cómo llegó Debbie a mis manos e influyó en mi tía. Espero no haber sido muy pesado.