HISTORIA
Cuando llegué a los brazos de mamá y papá estaba muy malita. Tenía un costipado muy fuerte (con dos meses y medio) y me vacunaron sin poder hacerlo, además me mandaron unas medicinas que se contraindicaban entre sí y no me beneficiaban nada, aunque nunca las llegué a tomar porque otro veterinario me dio mejores medicinas. Estaba con una patita aquí y otra en el arco iris, pero los papás lucharon mucho por mí y me puse bien. Cuando llegué a casa vi que había otro perro y un gato. El gato enseguida me quiso y hasta rejuveneció. Jugamos, dormimos, nos acicalamos juntos... y el perro se volvió un poco protector. Los papás dicen que antes no ladraba y ahora ladra a los perros macho que se me intentan acercar a saludar. A mí me da igual y saludo a todo el mundo!! Nunca ladro, pero si me tocas las narices me las traigo. Tengo un genio escondido muy fuerte. Soy muy tranquila y cariñosa, y ronco como un oso.