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* Arwen, una viejita imparable y bien acompañada (o porqué adoptar canes mayores)
Los mejores años de su vida: dos historias de perros adoptados ya viejitos
La adopción responsable es, sin duda, la opción que recomendamos a los que hayan tomado la decisión meditada de compartir su vida con un can. Los perros mayores son una gran elección por muchas razones, como podréis comprobar a través de la bella historia de Beau, una guapo can que ha encontrado un nuevo hogar siendo ya mayor, con 9 años.
¿Por qué hay que pensárselo tant? Pues porque no todo el mundo está preparado para tener perro y la realidad lo deja claro: la Fundación Affinity calcula que en 2017 en España las protectoras recogieron 104.000 perros abandonados.
Muchas veces el cachorrito que resultaba tan mono en Navidad se convierte rápidamente en un estorbo porque rompe cosas, porque requiere una atención mayor a la esperada, genera gastos y molestias imprevistas...
La lista es larga pero según el estudio de La Fundación Affinity, los abandonos de perros en España son constantes a lo largo de todo el año y entre los principales factores que se citan para justificarlos son las camadas indeseadas o el comportamiento del perro.
Hay que pensárselo muy bien y tomar la decisión tras consultarlo con todos los que vayan a convivir con ese can.
Y una opción que resulta realmente recomendable en muchas ocasiones es la de adoptar a un can adulto, incluso a un can mayor.
Ya están educados, son más tranquilos y es mucho más fácil tener información sobre su carácter -algo crucial a la hora de adoptar-, además que evidentemente no crecerán más por lo que tampoco te llevas ninguna sorpresa con respecto a su tamaño.
En la protectora te podrán contar si el can se lleva bien con gatos, con niños, con otros perros... Algo que sería mucho más complicado en el caso de adoptar a un cachorro.
Evidentemente un perro adulto o mayor ya no se dedica a morder tus zapatos o tus muebles, tu móvil de última generación estará a salvo. Y seguro que se adapta rápido a su nueva vida: aprenden rápido.
Con frecuencia necesitan menos ejercicio y son extra felices si pueden sencillamente dormir más horas en algún lugar calentito.
Hay incontables ejemplos, como por ejemplo el de Bilbo, cuya historia compartió con nosotros David Jaime.
O Beau, el prota de este post, otro excelente ejemplo. Este Golden buenazo y guapo tuvo la mala fortuna de que sus dueños murieran cuando él también era mayor.
Pero en su caso ha habido una segunda oportunidad y ahora Beau vive feliz con su nueva familia: ya le véis, paseando y siendo achuchado, jugando y disfrutando del viento en su trufa.